10 ago 2010

¡El Futuro Es Nuestro Camaradas!

Conversaciones con los rusos de hoy. autor: Joseph Novak. Título: ¡El futuro es nuestro camaradas!.

"Es natural que en tales condiciones se desarrollen nuevas formas de relacion entre una persona y los demas habitantes de la misma casa. ¿Como se configura la vida de una familia o de un individo en medio de extraños? ¿De que indole es la relacion entre unos y otros? ¿Hasta que punto llega la intimidad? ¿Como repercute en lo exterior?
Por lo que pude comprobar, los rasgos principales de esta vida en comun son la tolerancia reciproca, la conciencia de la mutua dependencia y la tendencia a la conformidad y a la resignacion general."


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"La verdadera tragedia de estos ancianos o invalidos era saber que, en la mayoria de los casos, habian sido llevados a aquel asilo por sus propios hijos a causa de la paz y la tranqulidad del hogar
Despues de mi visita al asilo comprendi porque el portero de una casa en la que yo vivia me habia dicho cinicamente una vez: -Nunca vera perros o ancianos en nuestras calles. No se desea su presencia. El socialismo es para personas jovenes.".

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"Ustedes, los hombres de otros paises, nunca comprenderán esto.
Para entender el significad de lo que le he dicho no bastaría con que usted viviera entre nosotros diez o cuarenta años. Habría sido necesario que usted hubiera estado aquí hace cien años, doscientos, cuatrocientos. Habria tenido que desarrollarse en nuestra cultura. Entonces comprendería por qué construimos supercolosales estaciones de ferrocarril subterráneo y palacios de mármol con aplicaciones de piedras nobles, para la educación y el arte. Estos edificios tienen un valor práctico de solo un cuarenta por ciento, y primordialmente existen para su efecto externo, para despertar la grandiosa impresión de poder, grandeza y gloria. Sólo cuando comprenda usted esto, comprenderá también que en nuestra sociedad socialista es más importante poseer una calle suntuosa que una vida privada. Y por ello erigimos pirámides del socialismo en vez de bloques de viviendas. ¿Ha entendido usted lo que quiero decirle?"

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Como puede usted ver, en nuestras obras de arte realistas, en literatura, en las artes plasticas y en la musica tratamos exclusivamente temas que sirven a la causa del socialismo y del progreso. Pero ¿como puede un desnudo servir al socialismo? La pregnta puede parecerle una tontería, pero la hago con una intención determinada. Quiero decir con ello que las personas de la vida real, en la fábrica, en la escuela o en la oficina aparecen como algo concretamente determinado. Pero el desnudo es algo anónimo. No expresa nada de lo que nosotros en una obra de arte queremos que aparezca expresado como una idea.
Ademas, un desnudo constituye una evidente traslacion del interés principal del aspecto social del ser humano al aspecto físico. Nuestros criticos juzgaron con mucho rigor el cuadro y manifestaron la esperanza de que el joven y prometedor artista reconociera su error.
La respuesta a la pregunta de usted debe ser algo parecida. En nuestra vida no hay margen para exponer la atracción fisica entre las personas. No encontrará nada de ello en nuestras peliculas, obras de teatro, libros o revistas. Nuestra moral socialista tenía otros fines y otras misiones que la moral capitalista... , la moral de los degenerados, sádicos y violadores.

-En nuestra sociedad, el que las mujeres, incluso las madres, dessempeñen una profesión se ha convertido en una norma fija de vida. Tenga usted en cuenta que en nuestro pais las mujeres constituyen el 47 por 100 de todas las personas que trabajan, salvo en el campo. Por este motivo la coquetería, los ardides femeninos y la sensualidad cultivada son para nosotros los rasgos característicos de una era que se ha ido para no volver. Solamente los paísses capitalistas degenerados utilizan el sexo como un opio adicional para las masas, que ya están suficientemente idiotizadas por toda clase de publicidad y propaganda...

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Ante esta actitud frente al trabajo, resultaba difícil para mi comprender la existencia de los estajanovistas, quienes realizan una obra superior al término medio exigido y aspiran a elevados índices de producción. Aunque la propaganda generalmente exagera, el número de los estajanovistas y lo elevado de sus normas es un hecho que puede comprobarse en casi todas las fábricas soviéticas. Hay siempre en ellas cierto número de trabajadores cuyo rendimiento rebasa las normas y que, con ocasión de diversas fiestas políticas o nacionales, se comprometen periódicamente a una cifra de producción
excepcionalmente elevada.
Supongamos que su historial no es muy bueno. Usted se da cuenta de ello porque sabe que su origen social y el trabajo que ha realizado hasta ahora no son juzgados con benevolencia por la sección de personal de la fábrica, y no se le oculta que en todo momento la dirección de la fábrica puede decidir
ponerle a usted en una lista de los trabajadores que han de ser enviados a una nueva fábrica a orillas del rio Kataramba o a cualquier otro lugar apartado.
Finalmente, poder vivir y trabajar en Moscú viene a ser como un privilegio, privilegio que usted no merece especialmente. El puesto que usted ocupa será quizá utilizado para recompensar a un buen obrero de aquella fábrica del río kataramba, para quien Moscú significa el paraíso.

¿Qué puede usted hacer para eliminar esta posibilidad desastrosa? Es muy sencillo. Usted se dice a sí mismo: "No me servirá de nada, pero me temo que debo trabajar dos o tres meses como una bestia.

Así es como contrae usted una obligación de producción. Supongamos que se compromete a que el aniversario de la constitución soviética rebasará usted en un cuarenta por iento su norma de producción, y desafía a todos los otros trabajadores a competir con usted. De pronto se convierte en algo importante.

[...] Y en su ficha personal se hace la siguiente anotación: "trabajador estajanovista en honor del socialismo".
[...] Usted puede volver a convertirse en un obrero corriente, con norma "normal".

Pero la categoría social de usted es mucho más alta que antes, aun cuando su salud haya empeorado. Stakhanov no fue el único que pagó con sus pulmones haber trabajado más allá de lo que sus fuerzas le permitían. Todos sus imitadores, los estajanovistas soviéticos, los héroes del trabajo socialista,
tienen que pagar un precio por su fama. Pero, en el fondo, no es mucho lo que arriesgan cuando establecen un concurso.

[...`]
Forman brigadas de estajanovistas. Se obligan a esfuerzos físicos que rebasan mucho sus propias fuerzas. Pero su actividad va acompañada de mucho bombo: anuncios y propaganda. Son entrevistados por la prensa y la radiodifusión.
Reciben valiosos regalos de la dirección de la fábrica, del Ministerio, del partido y de los sindicatos en forma de dinero o de vacaciones pagadas en el Caucazo.

Se les puede ver en la pantalla de la televisión secándose el sudor de la frente, con una ancha sonrisa. Su ejemplo se hace contagioso. Otros obreros, fuertes, ambiciosos, incluso técnicos e ingenieros, se unen a las filas de los antajanovistas socialistas.
Esto es muy importante, no solamente porque fomenta la producción. Es, sobre todo importante desde el punto de vista de la propaganda y de la moral.
Presenta el modelo del nuevo ciudadano soviético, que no sólo es leal y positivo para con su Estado, sino que se agota en su trabajo por la patria.
Constituye un aliciente infalible para millares y centenares de millares de obreros indiferentes y desanimados que han descubierto que los grandes inventos no on cosa suya y y que el paraíso soviético solo puede elaborarse con los puños. Son estos hombres a quienes se dirige el cartel con el rostro sonriente de un estajanovista. Viene a decirles: "Lo que él puede hacer, tú también debes poder hacerlo". Al mismo tiempo, el partido, apoyado por los resultados del "movimiento masivo de la competición en el trabajo" eleva las normas de producción para aumentar la productividad.

"Otra historia es, naturalmente, cuando el estajanovista, después de un esfuerzo sobrehumano, tiene que ir a "reponerse" a un sanatorio. La competición ha hecho de él una ruina humana, una persona que es incapaz de volver a trabajar en el futuro. Sin embargo, se le asciende. Ya no está "amenazado" por el trabajo manual. La dirección de la fábrica, el partido o el sindicato le concede, por misericordia, un cómodo cargo en una oficina o algún otro trabajo intelectual fácil. Sin embargo, no hemos de olvidar que nuestro héroe del trabajo no es ninguna lumbrera. El cargo tiene que estar adaptado a sus facultades intelectuales. Se dedica a llenar pases junto a la puerta de la fábrica o a sumar cortas columnas de números en una oficina.

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A veces sucede algo que le recuerda a uno el teatro. Cuando vemos a un actor representar un papel no sabemos nunca exactamente qué parte de mérito se debe al director. En el caso de nuestros héroes del trabajo sucede algo parecido. Muy a menudo son víctimas de un director.
"Imaginemos la situación siguiente: Se acerca un aniversario o una fiesta. Pero todavía no se han producido retos para una competición en la fábrica. Todavía no hay nadie que se haya obligado espontáneamente a realizar un rendimiento heroico de producción en honor del aniversario que se avecina. Las autoridades, tanto la dirección de la fábrica como las organizaciones políticas y sindicales, se hallan muy inquietas. Deben contar con que se les eche en cara que algo no funciona bien en la educación política de la fábrica, puesto que no se ha presentado ningún candidato para una competición. Podría darse el caso de que se sospechase que las organizaciones se han aislado de las masas y han perdido el contacto con ellas. Esto es motivo de muy graves acusaciones.
"Nuestros superiores se encuentran, por tanto, en mala situación. Pero tienen experiencia en tales asuntos y saben como puede evitarse una catástrofe.
"Ponen en seguida manos a la obra. El secretario de la organización del partido, el secretario de la organización sindical y los miembros del Consejo de EMpresa comienzan a presionar sobre varios trabajadores por separado. Eligen, naturalmente, a aquellos que son mas fáciles de convencer. Siempre hay personas cuyas fichas personales no son las mejores o algunas que recientemente han cometido un fallo. En una conversación a solas, el delegado del sindicato o del partido trata de persuadir a la víctima para que se presente voluntariamente para una "competición" o se comprometa a realizar un rendimiento record de trabajo personal. Como recompensa le promete en nombre del partido, del sindicato o de la dirección de la fábrica el perdón de su mala acción o eliminar secretamente de su ficha personal la anotación comprometedora. El obrero no puede decir que no. Pronto aparece en el tablón de anuncios el de una competición de trabajo y su nombre figura en primer lugar.
"También un miembrom activo del partido, un aspirante o un activista del sindicato pueden ser "nombrados" como estajanovistas o héroes del trabajo. En tales casos se usan otros argumentos. Se le dice que el partido le considera, por ser un acreditado activista, como el hombre idóneo para proclamar un desafío para una competición laboral. Si no accede se dejará de considerarle un activista.
"La víctima reconoce que su carrera, que ha ido edificando con tanto cuidado, puede quedar arruinada de un solo golpe. Todos los esfuerzos que hasta ahora ha realizado para complacer a los superiores habrían sido en vano. No ve otra solución que presentarse voluntario.
"Ahora bien, es posible -y ello ocurre con bastante frecuencia- que el inviador de la competición no esté sencillamente en condiciones de realizar el trabajo al que se ha comprometido. Entonces acuden en su ayuda la dirección de la fábrica o el partido. A veces se le rebaja la norma regular, lo cual le facilita rebasarla. A veces se modifican los números y se mejoran los resultados de la competición.
"Esto no se hace para protegerle, sino para preservar el prestigio de la fábrica y asegurar el éxito de la competición. Otros estajanovistas deben creer realmente que el que ha fallado ha rebasado la norma, pongamos por caso, en un cuarenta por ciento. Cuando una competición está amenazada de fracaso se retira de escena oportunamente al desafiador y se le manda de vacaciones o a un cursillo ideológico o de especialización, salvando de este modo el honor de la competición.
"Cuando a la competición se adhiere un número elevado de trabajadores, la cosa resulta mucho más fácil. El ejemplo cunde. Los demás obreros no pueden permitirse el lujo de permanecer pasivos mientras sus colegas se encuentran en la competición. Tienen que tomar parte en ella. Ninguno tiene ganas de que se le acuse de boicotear una competición socialista, "la forma más noble de la lucha del hombre contra la Naturaleza".
"El acto siguiente es la competición entre dos o más secciones de la misma fábrica. En este caso, grupos enteros de trabajadores se comprometen a la competición colectiva, independientemente de una competición individual en la que quizá ya estén participando.
"El último acto es una competición entre fábricas, organizada bajo los auspicios del Ministerio y con la ayuda del partido y de los sindicatos. Tal competición de masas va acompañada de una intensa propaganda, ascensos y condecoraciones. Los estajanovistas vencedores reciben premios: dinero o regalos, a veces incluso un automóvil o una motocicleta. El equipo ganador recibe un premio en dinero, que se reparte entre sus componentes, o se organizan para ellos excurrsiones, o bien obtienen permiso para pasar sus vacaciones en uno de los mejores hoteles de Crimea.
"Generalmente, la fábrica vencedora recibe dinero para comprar nuevas máquinas, amplicar la biblioteca, construir una guardería infantil o renovar la cantina.
"Naturalmente, se dan a conocer los métodos de trabajo de la fábrica triunfadora. Aparecen libros y artículos sobre ella. Se ruedan también películas documentales.
"Esto es una cara de la medalla. Pero tiene también otra cara. No debemos olvidar que la victoria de una fábrica en la competición significa necesariamente la derrota de otra. Las fábricas que pierden se convierten en objeto de minuciosas investigaciones. ¿Por qué han perdido? Son inspeccionadas por todas las comisiones imaginables ministeriales, del partido y de los sindicatos. Son sometidas a rigurosos exámenes y análisis. Llueven requerimientos de autocrítica y de crítica pública de su comportamiento. Todo ello va seguido de una depuración a fondo de la dirección. Se nombran nuevos directores, las organizaciones del partido y sindicales eligen nuevos secretarios, nuevas personas se hacen cargo del mando de los Consejos de Empresa.
"a menudo se descubren fallos verdaderos o ficticios para desenmascarar a los culpables y justificar todo el teatro. Todo ello se realiza naturalmente, con el acompañamiento de la propaganda en honor del trabajo socialista. A veces se producen denuncias y los que son hallados culpables son sentenciados ante el Tribunal por haber abusado de sus atribuciones, por sabotaje consciente o inconsciente o de muchas otras violaciones del espíritu del socialismo.
"Al cabo de un tiempo todo vuelve a la calma. Se acuñan nuevas consignas de competición, tales como: "Mi trabajo es mi testigo", "Dad en el rostro del imperialismo con el puño del trabajo". En el escenario giratorio de la competición laboral aparecen nuevos estajanovistas, verdaderas vedettes del socialismo. Y nuevos directores se encargan de todo el asunto. Se modifica la escenografía correspondiente a la nueva situación en el propio país y fuera de él. También cambia el público de nuestro teatro de marionetas socialista.

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Enfermera: "Estas formas militares, como las llama usted, en el trato entre los empleados nos impiden tomar a la ligera nuestras obligaciones y nos proporcionan al mismo tiempo la disciplina en el trabajo y el sentido de responsabilidad, cualidades que son imprescindibles en un hospital.

"Fijese en los pacientes. Son nada más y nada menos que una sección del pueblo soviético arrancada, quizá por vez primera en su vida, del orden social en el que los individuos han vivido. En el hospital han sido repentinamente separados de su vecindad, de su trabajo, de su sindicato y de sus organizaciones políticas. Su atención se concentra en su enfermedad, en su personalidad y en nosotros, en los que les ayudamos. Sus ojos nos siguen constantemente. No escapa a su atención ni un solo movimiento, ni una sola expresión de su rostro. Por este motivo, cuando descuidamos nuestra actitud, nuestros superiores nos echan en cara que desmoralizamos a los pacientes, dándoles mal ejemplo.

"Y, además, no podemos hacer caso omiso de los pacientes. Algunos de ellos son importantes funcionarios, altos empleados, periodistas o miembros del partido. Podrían elevar protestas a la superioridad o escribir artículos para los periódicos. Como ve, hemos de tener en cuenta todas estas cosas y comportarnos correctamente. Una persona enferma es capaz de todo.

Periodista: "[...]Esto es lo que hace que el trabajo aquí sea tan difícil y haga necesaria una disciplina militar. Los pacientes se dan cuenta de que se hallan rodeados de una rígida organización, contra la cual no pueden manifestarse fácilmente a base de la posición que ocupan en calidad de personas sanas. Sin embargo, si lo intentan, generalmente les van muy mal las cosas.

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-Mire -me respondió-, éstos, que tan rápidamente se han dispersado sin proferir siquiera un insulto contra el miliciano, no lo han hecho porque tuviesen miedo de él. Tenían miedo del "gobierno de la masa", de la policía secreta que hay entre ellos. Las consecuencias de haber ofendido al miliciano no se habrían derivado de éste, que probablemente no hubiese oído nada, sino de algún policía vestiido de paisano, que en seguida se habría llevado al ofensor al portal de una casa, hubiera comprobado su identidad examinando sus documentos y presentado una denuncia contra él.

"Este es el único motivo por el cual nunca nos aventuramos a desobedecer u oponer resistencia a la autoridad. No crea usted nunca a nadie que le diga que ha visto a los estudiantes manifestarse contra la autoridad del Estado. Todo es una tontería. Los estudiantes saben probablemente muy bien que la autoridad no se halla sobre el hombre, sino también detrás de él y junto a él. La autoridad de uniforme es como la imagen de Dios. Nos recuerda constantemente su existencia, la obediencia que espera de nosotros y el castigo que nos amenaza. Pero la verdadera autoridad se encuentra siempre entre nosotros. No va uniformada y no puede reconocerse. Son los funcionarios de la policía secreta, los agentes y los delatores. Sin embargo, no crea usted que nuestra policia secreta sea igual a la de los años treinta. ¡Oh, no! Antes sólo estaba armada ideológicamente. Pero hoy día está dotada con un diabólico equipo técnico. Cuanto más tiempo resida usted entre nosotros, más claramente se dará cuenta de esto y lo comprenderá mejor.

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Referente a las desapariciones de personas:




-Debe usted comprender, joven..., que un ser humano no es más que un ser humano. Debe tener confianza en la equidad de la autoridad a la que está sujeto. Si dudamos de ello, ¿Qué nos queda entonces? ¿como vamos a vivir sin esta confianza? ¿Cree usted realmente que la idea de la injusticia le ayuda a usted más en la vida que la fe en la justicia, aun cuando usted no considere justo todo lo que sucede?

Otro hombre, un simple obrero, expresó la misma idea con otras palabras:

-El Gobierno manda sobre millones de personas. Por tanto, también tiene derecho a cometer un error cuando se trata de una sola persona.




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"A principios del año de 1936, mientras permanecí en la cárcel, estuve convencido de que en mi caso se había cometido un error, un error spantoso. Lo mismo sucedió en los interrogatorios. Durante dos meses, aunque me pegaban hasta hacerme sangre, me rompían los huesos, me hacían pasar hambre, me taladraban los dientes, yo decía constantemente a mis torturadores que todo era un error, un error, un error. Pero llegó el día en que yo no estuve ya tan seguro, y ellos continuaron atormentándome; exigieron que les dijera los nombres de otras personas. El mundo comenzó a dar vueltas en mi cabeza. Todo lo que yo pensaba se modificaba de un modo extraño. El hombre es..., ¿cómo podría yo expresarlo?, un concepto. Sirve para designar un determinado estado, que tiene un comienzo y un fin. Cuando este estad se desintegra, el hombre se convierte e algo para lo cual nuestro lenguaje aún no tiene el nombre, aunque probablemente nuestras Universidades dispondrán algún día de uno. No sabemos cómo se hacen hombres a base de animales, pero hemos aprendido a convertir en animales a seres humanos. Y yo, que era un animal, yo, que ya no tenía nada de hombre, que era un pedazo de carne magullada y ensangrentada, empecé a suministrarles nombres de otros seres humanos. Los nombres brotaban por sí mismos de mi memoria, aterrorizados por las convulsiones de los nervios de mis dientes, que ellos habían taladrado. Los impulsos de mis nervios convertíanse a sí mismos en nombres, direcciones, fechas.

"Y así hubo un momento en que ya no estuve solo. Yo era uno de los muchos que fueron condenado siendo inocentes. Sherlock Holmes descubrió criminales por el método de la deducción; el Padre Brown de Chesterton, por el método de la inducción. Nuestra policía había inventado un tercer método, el de la producción..., una producción socialista, naturalmente..."



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"Pero supongo que usted comprenderá muy bien lo que todo esto significa en definitiva. Ciertos conceptos asumen entre nosotros un significado completamente distinto. Los límites entre los conceptos, que parecen contradecirse mutuamente, van borrándose. Lo principal es vivir en paz."


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