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La muerte del gato

Se murió, cerca mío, cuando lo cuidaba me abandonó, mientras sus hermanos peleaban por la teta de su madre yo vi como inmóvil había perdido todo su instinto, todas sus ganas de pelear en la vida, de sufrir para seguir sufriendo en lo posible cada vez menos... eso se fué con su vida.

¿Se fué? ¿A donde? ¿Permanece? ¿Existe?....

Solo se que el cambio es inevitable, en cada uno hay muerte del anterior estado, la perfección no se materializa nunca, sino que las imperfecciones se pulen hasta que dejan de percibirse.

Quieto, como una escultura, suave como siempre, silencioso ya no lloraba, sus ojos aun cerrados nunca distinguieron a su mami, su diosa, la de sus vidas.

El cordón umbilical no cicatrizó. ¿Escuchás el ruido que hacía cuando mamaba?

Todavía lo siento en mis manos fijándose en mi memoria, tan suave y tan frío, al principio era tibio y húmedo por el calor de su familia, ahora separado del resto se re naturalizó hasta quedar su muerte inquieta, rondando mi casa, mis recuerdos y mis miedos.

Es tan fragil la vida. Más en mis dedos y frente a mis ojos.